martes, 15 de julio de 2008

MALA JUNTA III: Preparto party people

Había mandado por mail la gacetilla que Marilina hizo para la fecha del domingo: una foto nuestra, re bostera, con una gráfica que emula la letra de “Alicia Maravilla” a la perfección. Después, llamé a María, la dueña del local, como habíamos quedado. De algún modo, eso, me llevó todo el día. Di tres horas de clase y, al toque, se hizo de noche.
Tipo ocho y media estaba en Temperley. Había una Preparto party people en lo de Marichi, forzada por Rocío, para emborracharse. Me pareció buenísima la idea de reunirnos antes de que Sabrina diera a luz, darle la bienvenida a Edmundo, pero ni a mí ni a Sabri, Pablo, el amigo de Pablo y Marichi se nos había pasado por la cabeza hacer la partuza un lunes. Empezar la semana con resaca nunca es un buen plan. Sabrina estaba preparando el bolso para llevarse a la clínica, Pablo tenía que estampar un montón de remeras… Un cuelgue, yo tenía que dar clases al día siguiente a las ocho y media de la mañana, y ya a las diez, antes de que los chicos llegaran, Rosita, Maruca y yo, nos habíamos bajado el primer vino.
Al rato llegaron más, Sabrina, Pablo y un amigo con vino y cervezas. Rosita bateó un “welcome” y se hizo cargo de las bebidas. Marichi puso la mesa y sirvió unas berenjenas al escabeche riquísimas.
La delirante y fiestera de nuestra amiga quería hacer un asado. Me pareció una locura con el frío y la humedad que hacía. Pero por suerte Marichi la frenó en seco y sugirió un wok de verduras y pollo que le salió super razonable.
Todo era pura alegría. Los chicos en el patio fumando porro y afinando la guitarra, Rocío yendo y viniendo con el vaso lleno -según ella, arengada por Maruca. Era cierto, varias veces la había pescado señalando la heladera con complicidad-. Sabri una capa, con esa panzota llena de Edmundo se bancó a los borrachos fumanchines hasta la una y media, con sus chistes y canciones de siempre, como si nada pasara. Cómo si estar a punto de parir fuera lo más natural del planeta.
Enseguida vino el café con chocolate y, después, otra vez cerveza y más guitarreada. Yo los seguía en todo. Después de que Rocío entonara “Flaca” de Calamaro, me tocó mi turno. Ni un puto cover se me venía a la mente. Sólo canciones de Linda-Linda. Intenté acordarme los acordes de “El cantante” o alguna del Piti. Finalmente, no pude evitar tocar “Lo mejor ya pasó” y dar la nota de color al evento. Al toque quise levantar con “Sombras” de Grupo Marylin. Pero ya estaba intimidada. ¿Por qué me pasa eso? Se supone que los amigos le hacen a uno la vida más fácil... Por suerte el amigo de Pablo también tocaba.
Mientras sonaban los Redondos recordé que el jueves Marilina y yo teníamos ensayo en una sala (por primera vez, ja) y me pareció re divertido. También que tuviéramos vivo el domingo en “Alicia Maravilla”, el local de las chicas, y después el primer fin de semana de julio en el sótano de San Cristóbal.
Esa tarde Mari me había bombardeado a mails por lo del disco. Todavía tenía que responderle. Había que reconocer que también a mí el tema me tenía inquieta. Pero si le decía a Marilina la verdad la tensión se iba a duplicar y nos íbamos a terminar bajando del proyecto.
“Mari, tendremos un disco, si quiere venir; antipático y gritón, y al que le guste bien y sino también. Gracias a dios no vamos a ser nosotras las que se encarguen de comercializarlo. Aprovechemos las horas de grabación y hagamos lo mismo que en los shows: lo que sabemos hacer de la mejor forma posible”.
Entre copas, cuerdas y batucada, yo pensaba en el niño, cómo se escucharía todo desde allí. Rocío propuso un último brindis y todos en corito dijimos:
¡Edmundo, bienvenido al mundo de la música!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo no soy la que busca excusas sociales para emborracharse! lo puedo hacer sola, siempre pense que eras como los thundercats, que podias ver mas alla de lo evidente. Ojala sea solo un recurso literario, y veas mas alla de lo evidente en mi.