domingo, 12 de julio de 2009

¡Vayan a saludar a la nueva bohemia!

Semana Santa no es ninguna novedad. El Pastor y la Joven Guarrior vienen sonando hace más de un año, en bares, teatros y terrazas culturales de la ciudad. Las nueve canciones escogidas para el disco son una muestra degustación del plato fuerte de la Guarrior: la puesta en escena y el sonido crudo y refinado que logran en vivo. Grabado y mezclado por El Ingeniero (músico integrante y sonidista de la banda) en una casa en Paternal, este primer CD se distribuye antes y después de cada recital y también se encuentra en la página del grupo:www.lajovenguarrior.com.ar


“Detrás del telón hay otro”

Un recital guarrior no es solamente un concierto de música; tampoco se trata de un espectáculo teatral. Si por varieté se entiende un show en el que intervienen artistas de diversas áreas, la propuesta de la Guarrior probablemente vaya en esa dirección. El elemento musical más que al servicio de la canción, está al servicio de lo que se quiere narrar y mostrar: una escena musical interpretada por una orquesta de músicos-actores.


















Si bien los personajes son siempre los mismos -un Pastor melancólico y un tanto descarriado (voz y guitarra criolla), seguido de un Perro Viejo (voz y accesorios) y su rebaño de guerreros: el Gasista (clarinete, guitarra, charango, melódica, vos), el Carnicero (berimbau, cajón peruano, voz), el Ingeniero (bajo criollo, voz y sonido), el Pochoclero, (voz, cajón peruano, guitarra), el Vietnamita (guitarra criolla), la Señorita Junco (trompeta y voz), Zé Pequeno (matófono, melódica y percusión, voz), el Nuevo (percusión) y el Líder de los Wichis (quena)-, el tópico de los shows es siempre distinto. Las canciones, al igual que las intervenciones actorales, cumplen una función específica dentro de una narración mayor. El orden y la disposición de las mismas se organizan de acuerdo a una temática inspirada en el contexto y el lugar a donde los Guarrior son invitados a tocar. Las intervenciones, en boca del Perro Viejo, son improvisaciones que funcionan como intermezzos y a su vez anticipan lo que sucederá a continuación.

“Pague por sufrir, cómprese un perdón, que yo esta noche iré para el infierno a festejar que soy parte de lo social”

El concepto guarrior es el de todo movimiento artístico que se proclama avant-garde: la llegada de una nueva bohemia que viene a enfrentar la tradición, polemizando con ella y amenazando trastocar los significados establecidos en el campo sociocultural.
Si hay algo que los jóvenes guarrior se oponen es a la especialización en el arte y la profesionalización del artista: los músicos están disfrazados de actores y los actores de músicos; todos tocan un instrumento pero se esconden detrás del ropaje de otros oficios (pastor, gasista, carnicero ingeniero, etc.). Las letras de las canciones denuncian en tono sarcástico y burlón los valores y contradicciones ideológicas de la clase media de la cual también ellos son y se saben parte. Frente a la retórica alarmista de los medios de comunicación, los jóvenes guarrior sostienen que “no pasa nada/ sabemos que todo es ficción/ pantallas de color/ Papá Noel soy yo”. La figura del político es equiparada a la de un RR.PP, ("es natural matar dos pibes sin pensarlo/ es natural/ y construir un mundo entero sin un mango/ es natural/ si sos un R.PP.”) y su discurso, a un doble sermón (“pare de sufrir/ sea ultra Pro/ y venga a rezar”).
Para la Joven Guarrior la historia nacional se inscribe también en un relato mayor que es la conquista de América, y ésta se cuenta en clave criollista: “Marrón, marrón/ ni negro ni amarillo/ marrón, marrón/ somos todos mestizos”. La estética guarrior aparece justamente en el cruce de diferentes discursos y registros sociales y sus respectivos ritmos y estilos musicales. Allí conviven la gauchesca, el tango, pero también el rock, la cumbia y el flamenco. El manifiesto guarrior es, en definitiva, una invitación: “vengan a saludar a la nueva bohemia”.


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